25 abril 2012
Aumentar la popularidad y el número de visitas, mejorar el volumen de ventas o ser más influyentes en su sector. Estos son algunos de los motivos por los que las empresas desean tener miles de seguidores en redes sociales, pero obtenerlos demasiado rápido puede ser perjudicial para su reputación e imagen de marca
Hacer crecer tus fans en Facebook o tus followers en Twitter, de forma vertiginosa, es muy fácil. Basta con introducir en cualquier buscador "comprar fans en redes sociales" y a continuación aparecerán docenas de empresas que, desde 25 euros, sean capaces de añadir, de golpe, hasta 1000 fans a tu cuenta de Facebook.
El surgimiento de estos miles de fans puede producirse bien mediante robots que rastrean de forma automática las redes sociales y crean usuarios ficticios de forma aleatoria y automática, o bien por invitación a personas reales, muchas veces incluso pagándoles pequeñas cantidades de dinero, a través de aplicaciones para que se hagan seguidores de una determinada página.
Los "falsos seguidores" son fáciles de detectar, ya que sus perfiles estarán vacíos de contenido y ni siquiera tendrán una foto que los identifique. Otra opción es contratar a profesionales encargados de la creación de cuentas ficticias con fotos y que simulen interactuar con otros miembros, creando lo que se conoce como "granjas". Incluso hay quien se dedica profesionalmente a ello: a crear granjas y vender después sus servicios a empresas y profesionales.
Hay empresas que incluso "venden" visualizaciones y suscriptores en Youtube o fans con unas determinadas características: edad, ubicación, sexo, aficiones, etc., por ejemplo, para lograr una mayor participación en concursos. El precio de los fans sube proporcionalmente al nivel de especialización de los mismos.
Hay muchas razones por las que no es aconsejable comprar fans en redes sociales, algunas de ellas podrían ser:
Existen otros métodos alternativos, quizá más lentos pero mucho más eficaces, para lograr tener más seguidores en redes sociales:
Es habitual que las empresas (sobre todo las más grandes) contraten agencias de marketing para gestionar su presencia en redes sociales, y muchas veces son las propias agencias las que se dedican a poner en marcha alguna de estas tretas, sin que la propia empresa lo sepa, para hacer valer más el trabajo que están realizando. Por este motivo, es importante controlar todas las acciones que se realicen en medios sociales, ya que si la artimaña es descubierta, la marca puede llegar a encontrarse con una grave crisis de reputación online, sin ser directamente culpable.
Todavía no se conoce hasta qué punto los responsables de la administración de Redes Sociales como Facebook o Twitter penalizan estas prácticas fraudulentas, pero muchos profesionales del sector del marketing digital ya han planteado la necesidad de crear un código de buenas prácticas al respecto, para evitar situaciones de este tipo.
En resumen, la presencia en redes sociales no es sólo una carrera por conseguir el mayor número de fans o seguidores posibles. El número de estos no es tan importante como la calidad de las relaciones que se consigan establecer entre marca y cliente, y la interactividad que se genera, sobre todo por los problemas en cuanto a reputación e imagen de marca que puede traer la práctica de ciertos métodos más que dudosos, para aumentar la popularidad e influencia en estos medios sociales.